Artículos

EL DIAMANTE ESCONDIDO

today9 diciembre, 2024 9 1

Fondo
share close

Llevaba días con un reto que enfrentar. Por más que hagamos nuestro trabajo interno, los retos siempre existen y junto a ellos vienen a visitarte “amigos” que ya conocemos y que te frenan. A lo largo de nuestra existencia en este mundo, siempre tendremos la tarea de convertirnos en nuestra mejor versión a cada paso que demos.

Seguramente hemos oído hablar alguna vez del síndrome del impostor. Este siempre tiene la capacidad de sacarnos del presente, envolviéndote en la energía del “no puedo”, en sus distintas caras o facetas.

Tenemos un subconsciente donde hay toda aquella información, nuestra, heredada o de vidas pasadas, que le seguimos dando importancia porque todavía no la hemos asimilado, de hecho, por eso estamos aquí, para integrarla, para trascenderla. El subconsciente está muy consciente, ¡y tanto que lo está¡, manejando las situaciones y condicionando nuestro actuar. Mientras toda esa información que él utiliza no la hagamos consciente, no la transformemos, seguirá oculto nuestro verdadero ser, esa es nuestra verdadera tarea.

Todo aquello que nos frena, es el ego o el oponente, como se lo conoce en sabidurías ancestrales, que constantemente nos está poniendo a prueba para que elijamos avanzar o quedarnos rezagados. Si elegimos avanzar, nos transformamos y empezamos a fluir con la vida, con el universo, cocreando juntos a cada instante una realidad llena de armonía, una sinfonía perfecta. En cambio, si decidimos quedarnos rezagados, el ego va ganando su batalla y esos “no puedo” van acumulando más y más negatividad que proyectamos a generaciones futuras creando una realidad distorsionada donde el caos, el miedo, el control y la búsqueda de seguridad, siempre dividen, generando dolor y sufrimiento.

La mente está gobernada por el ego que nos empuja al mundo de la materia, en cambio, el alma busca expresar esa divinidad que cada uno lleva en su interior. Si uno reflexiona, se da cuenta de que la elección por uno u otro de esos dos caminos es todo el libre albedrío que poseemos. ¿Poco, mucho? Yo diría que nos sobra, habida cuenta lo que nos cuesta aprender.

Y cuando el subconsciente rebosa y no puede aguantar más negatividad, la vida nos plantea sacudidas para que despertemos, para que la soltemos, la trascendamos. Ese momento es crucial, a mi entender, porque lo más habitual que hemos aprendido es quedarnos en la queja y preguntarnos: ¿Por qué me pasa esto? ¿Por qué a mí? ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Considero que es uno de los pensamientos limitantes que nos frenan y que, en lugar de este, deberíamos plantear la pregunta de otro modo: ¿Para qué me pasa esto a mí? ¿Qué debo aprender que todavía no he sabido ver? ¿Qué hay en mí que no veo y debo aceptar? Quizás este “simple” cambio de mirada hacia lo que experimentamos en la vida nos va a permitir afrontarla de distinta manera y ver en todo lo que nos ocurre, incluidas las interacciones con el prójimo, como una oportunidad para crecer.

Hace tiempo hablé del concepto “semilla”. Hoy sigo ese hilo para unirlo al planteamiento de hoy para centrar que la semilla es todo lo que viene a nuestra vida. En el mundo material que vivimos, todo tiene una causa y un efecto. Por lo tanto, la semilla es el efecto, ya sea nuestro, heredado o de vidas pasadas, que nos viene a visitar para trascenderlo. Si nos llega, no podemos eludirlo, es nuestro, de nadie más, y por lo tanto hemos de actuar. Al actuar, estaremos eligiendo, consciente o inconscientemente, dando con esa elección unos nuevos frutos – semilla – presentes o futuros que volverán a nosotros o a quien nos preceda. De ahí la importancia de nuestros pensamientos, de nuestras acciones y de ser conscientes de ambos.

He hablado de la mente (ego) y del alma (luz); materia y espíritu. Estamos acostumbrados a enfocarnos en todo lo relacionado con la materia, en ningún caso expreso que no deba de ser así, lo que, si considero, que hemos de buscar un equilibrio con nuestra espiritualidad, la que todos tenemos. Hoy esa búsqueda brilla por su ausencia, es más la tendencia es a olvidarla y centrarnos sólo en el mundo físico. De hecho, según la Kabbalah, el mundo inferior de la materia, representa el 1%, mientras que los mundos superiores, representan el 99%, razón de más para buscar ese equilibrio que mencionaba.

Hemos construido una sociedad donde todo lo que tiene que ver con el poder interior, se considera una pérdida de tiempo, y con ello nos alejamos cada vez más de nosotros mismos. Buscamos fuera, en lugar de buscar dentro. Al hacerlo nos hacemos pequeños, dejando oculto nuestro diamante escondido, la verdad que hemos venido a compartir, la chispa divina que hay en cada uno de nosotros, nuestros dones y talentos que nos han sido dados y que de nosotros depende hacerlos crecer.

Considero que este es el mayor desafío al que nos enfrentamos en estos tiempos y, ¡qué desafío! De todos modos, al menos para mí, si viene a visitarnos, es porque tenemos la capacidad para superarlo, de hecho, la vida siempre va a nuestro favor, al menos así lo creo, porque la vida no está disociada de nosotros, nos empuja para que crezcamos.

Solos, podemos llegar a algún lugar, juntos llegaremos más lejos. Y si para crecer necesito un espejo donde mirarme, quizás de lo que se trate es de que nos demos la mano y vayamos encendiendo nuestra luz, la tuya, la tuya, la tuya… Seamos causa y no efecto. ¿Qué decides?

8 de diciembre 2024

Josep Maria Verdaguer López

Feliz semana

https://www.josepmariaverdaguer.com/blog/

Escrito por Josep Maria Verdaguer López

Rate it

Comentarios de las entradas (0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


0%