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EL PODER DE LA PALABRA PARA CREAR LA REALIDAD

today25 septiembre, 2024 46 37 5

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Niño gritando frente a un micrófono.

Fuente: Unsplash

Ya dice el Dr. Mario Alonso Puig queEl lenguaje no solo describe la realidad, sino que además es capaz de crearla” así que en esta ocasión vamos a hablar del lenguaje y el enorme peso que tiene nuestro crecimiento personal.

Es fascinante la idea de hablar sobre la importancia de las palabras a la hora de “crear” nuestra realidad. Cuando estamos creando nuestras circunstancias y posibilidades, no observamos ni evaluamos las palabras que utilizamos, ya sea en voz alta o en nuestro propio diálogo internior y éstas son tremendamente importantes en nuestra creación, son magia pura. Gran parte de lo que tenemos en nuestro entorno, en nuestras circunstancias y en nuestros resultados, están ahí a causa de las palabras que usamos al hablar, ¡Entre otras muchas cosas por supuesto! Pero todo empieza cuando abrimos la boca para hablar.

Para empezar, te darás cuenta de que no hablan igual una persona exitosa en cualquier ámbito, que una persona que se deja llevar por lo que “es” en ese momento y que cree que no puede cambiar.

¿Te has parado a observar y pensar alguna vez en cómo de importante ha sido lo que te has dicho en tu cabeza hasta hoy, en lo que has logrado o perdido? Quizás no lo hayas pensado nunca, quizás esta es la primera vez que lees sobre ese tema.

Cuando hablamos de éxito, no hablamos de dinero, al menos no solo de dinero que también puede ser éxito para muchas personas, vamos a hablar de éxito en general, es decir, al hecho de ganar en todo lo que de manera personal e individual nos propongamos. Hablamos de éxito en el amor, en el trabajo, en la formación que estás estudiando ahora, éxito en la educación de tus hijos, éxito en cualquier cosa que quieras alcanzar. Por ejemplo, cuando nos proponemos el objetivo de perder peso tenemos que tener en cuenta el lenguaje que utilizamos mientras estamos trabajando en ello, ¿Cómo te has hablado hasta el día de hoy? ¿Cómo te sigues hablando? ¿Qué pasaría si cambias tu vocabulario y la forma de expresar lo que quieres y lo que haces?

No hablamos solamente del típico No puedo”, enfocarnos solamente en esa frase tóxica nos limita hasta el infinito y más allá. Podríamos extender nuestra auto evaluación a frases bloqueantes como:

  • Tengo que hacer deporte”.
  • No soy lo suficientemente buena para ese puesto de trabajo que ofrecen”.
  • Siempre he sido torpe”.
  • En mi familia nadie ha hecho nada parecido, no tengo razones para pensar que puedo ser el primero en lograrlo”.
  • Es que me cuesta trabajo enterarme de lo que leo cuando estudio y voy más lento”.
  • Es que se me da mal pintar/bailar/cantar/escribir…” (pon aquí aquello con lo que te sientas más identificado o identificada).
  • Es que hay una crisis tremenda y todos en mi entorno están como yo… fatal”.
  • Es que por más que lo intento, no encuentro el tiempo”.
  • Es que eso solo lo consiguen los que tienen un `padrino´, la gente humilde no podemos acceder a esos privilegios”.
  • Etc”…

Esto puedes observarlo cuando hablas con otras personas, ¿Cómo te expresas con los demás cuando hablas de ti, o de cosas que tengan que ver contigo, o con tus propósitos y tus sueños.

Los egipcios ya hablaban de ello, no lo hemos descubierto ahora, y lo utilizaban a su favor. De hecho, lo dejaron por escrito para la posteridad y para fortuna de nosotros que podemos acceder a ello. ¡Nos hicieron un gran regalo! Hoy día gracias a ellos, a muchos más que vinieron detrás a divulgarlo y a estudios en neurociencia sobre el poder del lenguaje en nuestra mente, sabemos que la influencia del verbo en nuestras vidas es ilimitado.

Los egipcios creían con fe que la palabra era magia. Los antiguos sacerdotes de aquella grandiosa civilización la usaban de manera estratégica, no pedían, sino que exigían a los dioses lo que querían recibir. No suplicaban, sino que decían aquello que según ellos debía de ser por derecho propio, ya que sabían que cuando pides, si lo haces de la manera correcta, estás pidiendo algo que ya es tuyo por naturaleza y no se te va a negar. Por lo tanto ha de ser expresado como tal. También lo hacían los faraones y así lograban que todas las personas de su entorno cumplieran lo que él afirmaba. No era solo el poder que tenía como faraón, sino el poder de la palabra. El propio faraón en los “Textos de las pirámides” dejó escrito “Yo soy la Gran Palabra” para hacer realidad todo lo que pudiera desear.

Los egipcios creían que con la palabra escrita, registrada o memorizada y repetida, una persona continuaba viva después de su muerte mientras su nombre continuara siendo pronunciado por los que quedaban.

Construí esta tumba en esta necrópolis, junto a los grandes espíritus que aquí están,

para que se pronuncie el nombre de mi padre y el de mi hermano mayor.

Un hombre es revivido cuando su nombres es pronunciado…”

-Inscripción en la tumba de Petorisis. Sumo sacerdote de Thot en Hermópolis.-

Texto extraído del libro “La magia de la palabra en Egipto” de Ildefonso Robledo Casanova.

Según los egipcios, cuando el Creador quiso crear el mundo y todo el universo uso la magia de la palabra, porque según ellos, la magia del verbo permitía traer a la realidad todo lo que deseaban.

Hoy podemos tener conocimientos de grandes expertos como el el Dr. Mario Alonso Puig, en el que nos hemos basado para la frase del inicio, el cuál dice que cuando le llega un enfermo a su consulta con un diagnóstico de alguna enfermedad grave como puede ser un cáncer, una de las primeras cosas que le dice es Desde este momento no tenemos un problema, tenemos un reto”. ¿Qué podemos percibir de una poderosa frase como esta? Lo que primeramente transmite con este mensaje al paciente es que no está solo, que el trabajo a partir de ese preciso momento es un trabajo en equipo y que además, si lo miramos desde la perspectiva de un reto, todo comienza a cambiar y las posibilidades de cura son mayores.

Las palabras al fin y al cabo crean emociones y las emociones para bien o para mal, generan una perspectiva de las situaciones y circunstancias y a su vez. Esa perspectiva de las circunstancias nos hacen tomar decisiones y esas decisiones generan resultados. Por lo tanto, los resultados dependerán en gran parte de esas emociones que hayamos tenido al principio, justo cuando creamos esas palabras, porque según ella actuaremos de un modo u otro. Ya lo afirma Daniel Goleman, el mayor experto en el estudio de la inteligencia emocional, las emociones son las que nos hacen tomar las decisiones al final de todo. Entonces, se puede entender de una manera más clara la importancia de evaluar el cómo hablamos y cómo podría mejorar nuestra vida si cambiamos nuestras palabras.

Expresiones como Cuando logre…” o Cuando esté en…” son como cuando un mago dice Abracadabra” ¡Y no estoy exagerando para nada! Cuando usamos palabras, frases y expresiones similares, que nos hagan sentir que algo va a suceder de manera inminente, nuestro cerebro de manera automática siente que eso es real, que ya estamos en camino y que nos encontramos cerca. Por lo tanto, desde ese preciso momento nuestro cerebro comenzará a comportarse y a enviar mensajes al resto del cuerpo y a sí mismo, para que eso que hemos dicho se haga realidad. Los mensajes que comenzará a enviarse a sí mismo por ejemplo serán pensamientos similares y del mismo nivel que los pensamientos que nos llevó a generar esa frase anterior.

Por ejemplo:

Si deseamos obtener un puesto de trabajo superior al que hemos tenido hasta ahora podemos afirmar Cuando logre ese puesto” o Cuando esté en ese trabajo”. En ese momento, haremos que nuestro cerebro comience a buscar otros pensamientos que nos lleven a pensar siempre en lo mismo, pero no solo eso, además, estaremos induciendo al cerebro a que empiece a obsesionarse y todos sabemos lo que pasa cuando nos obsesionamos con algo, ¿Qué pasa? Que comenzamos a buscar respuestas a todas nuestras dudas, preguntas y demás y comenzamos de ese modo en buscar un camino, una solución a un problema, una opción de varias, etc… y todo ello nos llevará a actuar de forma imparable hacia aquello que queremos lograr. Ya sea de manera consciente o inconsciente, no estamos preguntando a nosotros mismos ¿Qué es lo que tengo que hacer para estar en ese lugar o en esa circunstancia? Y de repente toda la maquinaria de nuestro cerebro se pondrá en marcha, haciendo uso de la creatividad, la inspiración y la resolución de problemas.

Entonces, ¿Cómo puedo cambiar mi lenguaje para comenzar a crear resultados nuevos en mi vida? Vamos a verlo a continuación con un tip práctico!

TIP:

Diario personal

Te animo a que comiences un diario personal. No te llevará mucho tiempo y será muy breve.

En ese diario y para que te resulte sencillo al menos para comenzar el hábito (más adelante puedes invertir más tiempo en él si así lo deseas), puedes dividir cada hoja en dos partes. Cada una de las hojas representará una jornada.

A partir de ese momento, cada mañana podrás invertir 5 minutos a escribir de manera breve qué esperas del día que tienes por delante. En ese breve espacio podrás escribir cómo quieres que sea tu día, de manera que te resulte realista haberlo logrado al final del día. Han de ser cosas que puedas dominar tú, cosas que estén en tu mano, cosas sencillas.

Aquí viene lo interesante de este ejercicio. Para escribir ese diario será necesario que utilices palabras  nuevas que normalmente no utilices, palabras que te generen bienestar emocional, motivación, que te impulsen. De esta manera estarás comenzando a crear un nuevo lenguaje más potente, un nuevo lenguaje que generará resultados diferentes a los que habías tenido hasta hoy.

A parte de eso, cuando escribas lo que quieres que ocurra, será necesario que utilices expresiones tales como:

  • Cuando acabe el día habré logrado…”
  • Cuando vaya a dormir seré más…”
  • Me comprometo a hacer…”
  • Me comprometo a cambiar… por…”

Es decir, no solo escribir en positivo evitando todas las negaciones que se te vengan a la mente, sino también afirmando de manera rotunda. Para ello se deberá de evitar los Intentaré…”, “Procuraré…” o Espero que…”. Estas expresiones son palabras “trampa” que te bloquearán, tenlo por seguro. La clave está en tomar el comportamiento de los antiguos egipcios: no pidas, exige lo que es tuyo por derecho y ¡Haz que al final del día haya ocurrido!

Ahora viene la segunda parte del diario.

Esa segunda fase la haremos al final del día y consistirá en hacer un breve resumen de cómo nos ha ido el día. Escribiremos lo que hemos logrado y cómo nos sentimos al respecto. No nos vamos a enfocar demasiado en si algo no ha salido bien o no se ha logrado, se puede expresar de paso indicando que lo haremos al día siguiente, evitaremos pararnos en emociones negativas que puedan generar la creencia de que si no se ha logrado, ha sido un fracaso.

Vamos a realizar este ejercicio a diario y cuando hayamos logrado sobrepasar la barrera de los primeros 21 días, ya habremos creado un nuevo hábito e incluso comenzaremos a notar que cuando hablamos, hablamos diferente y los resultados por lo tanto, comenzarán a ser diferentes.

Habrás logrado tomar el control y actuar para que las cosas ocurran, pero además, comenzarás a ver que comienzan a pasar cosas sin que tengas seguro cómo están pasando, no es magia, es que estás empezando a exigir lo que es tuyo por derecho y por lo tanto como dijo Marcel Proust: Aunque nada cambie, si yo cambio todo cambia”.

Notarás un cambio radical cuando pase el tiempo y con ello, tu vida comenzará a cambiar. ¡Te lo aseguro!

No importa cuál haya sido tu historia hasta ahora, lo que importa es dónde quieres estar y qué es lo que vas a hacer para estar ahí. Pero antes de nada, el primer paso es cambiar tu lenguaje para comenzar a crear lo que verdaderamente quieres.

¿Qué palabras y afirmaciones vas a comenzar a utilizar a partir de ahora?

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Eva María Arrabal Martín.

Coach personal, especializada en habilidades para personas introvertidas y coach empresarial y formadora, especializada en habilidades para vender más y mejor. Autora del libro “Coaching, caminanco hacia el Ikigai” y creadora del podcast “Introverso”, el podcast para las personas introvertidas.

Escrito por Eva Maria Arrabal Martín

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