La carga mental agota pero no se ve.
Es esa sensación de que al terminar el día no hemos hecho nada. Nos quedan mil cosas por hacer y parecen no acabarse nunca.
Es necesitar hablar con alguien que nos comprenda, no nos juzgue y nos ayude a aliviarla aunque sea por un momento.
Es olvidarnos del «tengo que » para poder ser nosotras mismas sin sentirnos mal por tomar tiempo para nuestro autocuidado.
Es parar e intentar desconectar sin poder porque nuestra mente sigue dándole vueltas a lo que aún nos queda por hacer.
Es necesitar respirar en soledad para coger fuerza.
La carga mental es real, agotadora y pocas veces podemos escapar de ella sin sentir culpa.
Que no se vea el cansancio no significa que no exista.
Hablar, normalizarla, buscar formas de descargar esa pesada mochila y delegar no nos hace peores madres, nos ayuda a cuidarnos para poder cuidar.
Nuestra salud mental es tan importante o más que el gran trabajo que estamos haciendo: construir la vida de futuros adultos.
Solo si nosotras estamos bien, ellos también lo estarán.
Y como siempre, no estáis solas en esto.
Sara Eva Ayllón – Doula, Asesora de Lactancia y Terapeuta Holística.
Comentarios de las entradas (0)