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La presión de los grandes

today1 diciembre, 2023 20 5

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El equipo blanco mantiene su racha ganadora en el Grupo C de la Champions League tras vencer, en casa, por 4-1 al Napoli. El vigente campeón de la liga italiana no ha podido parar las embestidas del Real Madrid y ha visto como el 14 veces campeón de Europa logra no conocer la derrota en lo que va de Champions.

Gio Simeone abrió el marcador tras una buena jugada colectiva de los visitantes, mas la emoción duró poco para los napolitanos, pues Rodrygo, dos minutos más tarde, y Bellingham dieron la vuelta al marcador antes del descanso. Ya en la segunda mitad, Anguissa puso las tablas en el marcador, pero Nico Paz anotó el gol de la diferencia sobre el final y Joselu puso la guinda al pastel.

Parece mentira que, tras lograr un buen resultado, pudiésemos presenciar a un jugador merengue pedir disculpas tras anotar.

El gol de Joselu sorprendió a todos, no por la complejidad de este, sino por su celebración inexistente.

El delantero español se disculpó ante su propia afición tras sentenciar el partido, haciendo visible la presión a la que están sometidos los jugadores de los grandes clubes.

La gran exigencia y rigidez a la que se les somete a los deportistas de élite, en especial a los futbolistas de grandes clubes, es abrumante y preocupa a muchos del sector. Los críticos excusan y lo justifican acogiéndose a los salarios tan elevados de los atletas, hasta el punto de olvidarse que son personas, muchos todavía adolescentes.

La constante tensión de tener que mostrar la mejor versión dentro del campo, sin importar lo que suceda fuera, puede llevar a imágenes desoladoras como las de ayer; imágenes en las que vemos como un jugador logra marcar un gol para el club de sus sueños y decide pedir perdón por las ocasiones falladas antes que celebrarlo.

La fama es una espada de doble filo para los futbolistas de élite. Si bien el estrellato trae consigo admiración y oportunidades, también impone una carga pesada. Cada paso, cada elección de vida y cada actuación en el campo es examinada a pies juntillas y siempre juzgada.

Viven bajo una lupa constante, donde cada victoria es efímera y cada derrota una cicatriz que deja huella en su reputación.

La era digital ha despegado las ganas de opiniones destructivas de los aficionados y aumentado la presión sobre los jugadores. Las redes sociales se han convertido en un campo de batalla donde los comentarios negativos llegan directamente a los futbolistas, influyendo en su autoestima y confianza, tanto dentro como fuera del campo. La necesidad de mantener una imagen pública impecable se ha vuelto tan vital como el rendimiento en el campo, añadiendo otra capa de ansiedad a una ya complicada ecuación, dando paso a que muchos decidan no tener redes sociales o lleguen a rendirse, como fue el caso de Bojan Krkić, denominado futuro Messi, quién dejó el futbol con muchos de los mayores logros del deporte, pero sigue siendo considerado un talento sin explotar.

Como amante de éste y todos los deportes hago un llamamiento a todos los clubes, medios y aficionados para recordarles que muchas veces opinan tan negativamente deseando, lamentablemente, desgracias a personas que sólo hacen su trabajo e intentan, como todos nosotros, ser feliz, y, en su caso, hacernos felices por durante al menos 90 minutos.

Así como recordar que, por la reciente moda de confiar en jugadores de corta edad, muchos de los jugadores a los que se les adjetivan descalificaciones, quizás no tienen más edad que sus hijos y están en la adolescencia y en plena formación intelectual y emocional. No hace falta retroceder mucho en el tiempo para recordar las duras descalificaciones hacia jugadores como Ansu Fati, que con 18 años sufren lesiones duras y que requieren de una larga recuperación, física y mental.

Escrito por Josep Aulet Salazar

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