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Las alas que me hicieron volar

today25 diciembre, 2023 27 1

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El 14 de junio de 2014 me bajaba del escenario con el reconocimiento al mejor Expediente Académico de la promoción del Grado en Turismo. Supongo que le habría visto llorar de emoción muchas veces, pero no mirarme de aquella forma. Su expresión denotaba orgullo y admiración profunda. Entre las copas y el brindis le confesé mi oferta de empleo en Alemania y cómo la tenía que rechazar por razones económicas.

Al día siguiente y en formato contrabando, abrí el sobre que me había dejado dentro del bolso. Destino: Frankfurt-Hahn.Solo ida.
Era su forma de decirme que apoyaba mis decisiones, aunque eso supusiera poner distancia entre los dos.

Después de varios años me di cuenta que la hostelería no me hacía feliz. Y comencé nuevamente a caminar por un sendero diferente. Me atreví a cumplir mi sueño de estudiar derecho. Trabajando y estudiando al tiempo para volver a pagar una carrera.
Por otro lado comencé a emprender y me convertí en Raquel Valle, dejando mi primer apellido en el anonimato.
Hace unas semanas me confesó que no se enfadaría conmigo si me cambiase el orden de los apellidos. Un gesto de amor profundo, ya que conoce a la perfección lo que significa llevar el apellido de mi madre por bandera. Obviamente, conservaré el González hasta el final, pues gracias a esa apertura de mente, respeto, libertad y valores, soy la persona que podéis leer ahora.

Las ondas de No me cuentes cuentos se cuelan desde Barcelona en su casa y en la oficina. La sociedad le felicita por una crianza tan fructífera. Los aplausos en TEDx también se dirigen hacia él por ese arte que tiene ejecutando la decoración del escenario.

Desde las butacas veo como me mira con orgullo, desde mis actuaciones de ballet desde el 94 hasta mis intervenciones en televisión.

No hace más de 72 horas, mientras compartíamos un plato de huevos a la estampida me confesó que el mundo sería un lugar mejor si hubieran jueces con mi criterio. Yo me reí.

— Raquel, ¿no te lo has planteado?

— Sí, pero ya soy un poco mayor para eso.

— El tiempo va a pasar igual, cumplas tus sueños o no.

— ¿Tú crees que sacaría esa oposición?

— No tengo ninguna duda. Puedes llegar a donde te propongas.

 

Está claro que las relaciones de familia no son color de rosa, pero él es el claro ejemplo de su paternidad y de que aún quedan hombres buenos en el mundo. Gracias por ser las alas que me animan a volar en la dirección correcta.

Por si no quedaba claro, lo dejo por escrito para que Google lo conserve por siempre.

 

Te quiere, tu cielito lindo y futura jueza.

 

 

 

Escrito por Raquel Valle

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