Mordiscos

Sobre los 6 – 8 meses cuando empiezan a salir los dientes muchos niños muerden el pecho. No es que estén haciendo nada nuevo, hacen los que hasta ahora hacían solo que antes no lo notábamos porque no tenían dientes.

Es algo normal y forma parte de la etapa de la lactancia.

Puede que ante el sobresalto de la madre, el bebé lo tome como un juego y vuelva a repetirlo. Es conveniente que la mamá le demuestre que le ha dolido. También se le puede retirar del pecho en ese momento pero sin gritarle o enfadarse porque puede asustarse, coger miedo y dejar de querer mamar.

Si ya es más mayorcito, se le puede decir que abra la boca grande, un “Aaaaaaa” o como un león y también se le puede decir que no muerda a mamá. De esta forma nos aseguramos de que coge bien el pecho y se evitan los mordiscos. Además, en el momento que coja el pecho, otro truco es acercarlo bien a él y quitarlo en el momento en que deje de mamar.

Hay también mordiscos involuntarios cuando los bebés se están quedando dormidos o se quedan relajados, de pronto cierran la boca. Un truco puede ser colocar el dedo entre los dientes cuando se están quedando dormidos.

Las heridas producidas por los mordiscos se suelen infectar con facilidad y pueden ser difíciles de curar porque a esta edad ya están con la alimentación complementaria y los restos de comida o bacterias pueden interferir.

Hay que limpiar la herida de 2 a 5 veces al día con jabón neutro y agua. Secar a toques y usar papel o gasas estériles en vez de cualquier toalla. Normalmente suelen mejorar y desaparecer en una semana como mucho.

Importante, no dejar la lactancia materna para evitar obstrucciones o mastitis. Es un problema pasajero. Ellos aprenden pronto a mamar de forma más suave.

Si la herida no mejora, consultar con un profesional experto en lactancia para que os indique cómo proceder.

Sara Eva Ayllón. Asesora de Lactancia Certificada y Coach emocional.

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