Tranquila, no estás loca.
Con el nacimiento del bebé, muchas mamás tienen este sentimiento y lo pasa realmente mal cuando se ven «obligadas» a dejar que los familiares cojan a su bebé y pase de mano en mano. Sufren mientras lo ven en los brazos de otras personas y no ven el momento en que se lo regresen.
Lo más curioso es que esto es totalmente normal, forma parte de nuestra naturaleza mamífera, nuestro instinto de protección.
¿Te atreverías a intentar coger la cría de una leona o una tigresa? ¿A que no, verdad?
¿Por qué entonces se hace con las mujeres?
Sin embargo, ante la negativa y los límites ️puestos por esa mamá, surgen críticas y comentarios no muy agradables como por ejemplo: «Lo va a malacostumbrar». «Hay que ver que parece que el hijo es solo suyo». «Con razón tiene mamitis». «Es que no se le puede ni tocar». «Pues a mi no me deja ni cogerlo».
Es importante entender que el bebé hasta que no cumple los 9 meses de vida, no distingue que su cuerpo es diferente al de su madre, es lo que se llama exterogestación. Hasta entonces cree que son el mismo cuerpo. No conoce otro y todo aquello que se salga de ahí lo considera como una amenaza: «van a venir los lobos y me van a comer aquí en mitad del bosque».
Es supervivencia.
Además, la mamá y el bebé necesitan de ese contacto y esa intimidad para conocerse, para instaurar la lactancia y para ir formando un apego seguro.
No es capricho o mala intención de la mamá, no. Es supervivencia tanto de la madre como del bebé y es como debería ser.
También incluyo aquí al papá, como el otro cuidador principal, como apoyo y sostén de la mamá para que ella descanse y confíe en sus capacidades. Y como la ayuda para poner esos límites sanos desde la empatía siempre, mirando hacia la madre.
Por tanto, respetar esto es primordial para la salud mental de esa mamá y el consiguiente bienestar de su hijo, si eso es lo que ella desea.
Ya habrán años de vida para que el bebé se relacione y forje un apego con el resto de figuras familiares, pero estos primeros momentos les pertenecen a ellos dos.
Y si en tu caso, no te importa que lo cojan, está también bien y eso no te hace peor madre.
Lo importante es que se tenga en lo que cada mamá desea y que se cumpla.
Por favor, respetemos más y juzguemos menos.
Si necesitas que alguien lea esto, no dudes en compartirlo.
Creemos conciencia y demos visibilidad a la recientes mamás para construir adultos resilientes y emocionalmente sanos.
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Sara Eva Ayllón.
Asesora de Lactancia Certificada y Coach Emocional.
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