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La oratoria en el ámbito laboral es un pilar a tener en cuenta en cualquier sector, sin embargo, poca importancia se le da aún a este terreno. La oratoria se relaciona erróneamente solo con personas que hablan en público a menudo, que dan charlas, conferencias o a políticos y otros similares. Sin embargo, la oratoria la utilizamos todo el mundo en mayor o menor medida y no solo en el trabajo, sino también en la vida personal. No solo el maestro, sino también el líder que habla a su equipo a diario para trabajar las rutas de trabajo, pero también el comercial que habla con diversos clientes a diario y el empleado que expone sus ideas en las reuniones semanales. Un buen orador a cualquier nivel o en cualquier aspecto, gana puntos para ser bien considerado y por lo tanto, aumenta su capacidad de crecer laboralmente. Podríamos decir que la oratoria entra dentro de lo que consideramos como imagen de la persona. El modo en el que hablamos, nos expresamos, nuestro tono de voz, la modulación de esta, las palabras estudiadas que sabemos usar en cada momento y la expresión no verbal construye nuestra imagen, nos aporta carisma, seguridad y control sobre nosotros mismos y por lo tanto, una imagen enriquecida a los demás. ¿Cómo queremos que nos perciba nuestro cliente? ¿Cómo queremos que nos vea nuestro jefe? Todo esto influirá indudablemente en nuestro valor dentro de una empresa o en las ventas al final de año.
Además de todo esto, trabajar la oratoria especialmente por parte de las personas introvertidas, nos otorga un poder sobre nosotros y sobre el mensaje que queremos dar a los demás empoderador. También podemos añadirle que enriquece las fortalezas en las habilidades sociales, terreno muchas veces escaso en muchas personas introvertidas a causa del poco entrenamiento en ello y tema del que ya he hablado en algún artículo anterior.
El miedo a hablar en público es algo más común de lo que parece, no es algo propio solo de personas tímidas o introvertidas. La buena noticia es que con un buen trabajo de oratoria, podemos posicionarnos por encima de ese miedo y aumentar nuestro valor en el mundo empresarial.
Por ello, vamos a ver en este artículo 5 puntos básicos, para trabajar la oratoria en las personas introvertidas. Esto nos permitirá sentirnos más seguros de nosotros mismos y tomar el poder sobre la imagen que queremos dar. Para ello podemos hacer muchas cosas, usar muchas técnicas e ir añadiendo tips más avanzados, aquí vamos a ver los primeros pasos y los más esenciales para empezar.
1. Preparación meticulosa analizando el tema la audiencia: la clave para sentirse seguro. El primer paso para tomar el control frente a los pensamientos intrusivos de pánico y de no ser capaz o no estar a la altura de una presentación, es una preparación meticulosa y paso a paso de lo que vamos a hablar y cómo. Cuando conocemos aunque sea algo básico sobre oratoria, comenzamos a saber qué pasos debemos trazar en el mapa, para sentir que comenzamos a caminar sobre seguro y a reducir la ansiedad. ¿Cómo podemos hacer dicha preparación?
• Investigar y comprender a fondo el tema a tratar: ¿Sabes bien de lo que vas a hablar? ¿Conoces el producto que vendes? ¿Sabes del tema del que vas a exponer en la charla? ¿Dominas bien lo que has hecho en la última semana como para exponerlo en la reunión del lunes? Ponte a ello, investiga, estudia, prepara un breve guion, no para leerlo ni para aprendértelo, sino para dejar por escrito todo lo que sabes sobre el tema. Así podrás ver si te falta o no, si tienes que añadir información o no. El guion has de dejarlo antes de la presentación, pero gracias a él habrás visto hasta dónde has podido llegar para hablar de ello, si te olvidas de algo no te preocupes, enfócate en lo realmente importante a exponer. Con la práctica irás ganando.
• ¿A quién voy a hablar?: el conocer en la medida de lo posible el perfil de personas que va a escucharte te dará control sobre el tema a tratar, sobre cómo lo vas a tratar, incluso sobre el lenguaje que vas a utilizar, la vestimenta que llevarás y si puedes usar más o menos el humor, entre otras muchas cosas. No será lo mismo si hablas a un público joven de entre 16 y 25 años, que si vas a hablar a un público de más de 40 años por ejemplo. Incluso no será lo mismo si el perfil de personas que asistirán es más informal o más formal. Todo eso influirá en tu forma de expresarte e incluso de vestirte para la ocasión. Conocer a tu público te ayudará a prepararte, para que ese público se sienta más cercano a ti y por lo tanto, puedas usar mejor la influencia a tu favor. Por lo tanto y para ello, es necesario que te prepares una serie de preguntas y las respondas, si no tienes conocimiento sobre ello, puedes preguntar a algún trabajador intermediario entre tú y ese público convocado, para que te ayude a recabar dicha información. Esas preguntas pueden ser ¿Quienes son? ¿Cómo son? ¿Para qué estarán ahí? ¿De qué manera van a recibir mi información? ¿Qué les preocupa o cuales son sus objetivos? ¿Qué hay en mi mano para facilitarles eso que les preocupa o que quieren conseguir? ¿Qué edad tienen? Etc. Puedes añadir más preguntas dependiendo de lo que consideres necesario saber de todos ellos.
• Organizar las ideas de manera clara y lógica: para esto te podrá ayudar el guion del que te hablaba antes. Así también podrás poner un orden cronológico para hablar de los distintos puntos y temas a tratar.
• Practicar en voz alta para familiarizarse con el material y ganar confianza: interpreta la presentación ya sea a solas, o con la ayuda de personas de tu entorno cercano que quieran ayudar escuchándote. De esta manera podrás entrenar la voz, la modulación, la expresión corporal, la importancia que le das en especial a ciertos puntos, etc. A largo plazo, el entrenamiento de hablar ya sea en público o durante los ensayos te dará tablas para ganar confianza y mejoras en la voz y los ritmos.
Apóyate en la tecnología, usa diapositivas y presentaciones visuales, también pueden ayudarte algunas notas si las circunstancias te las pueden permitir. Pero eso sí, enfoca la tecnología solo para ayudarte a seguir unos puntos y un orden, que no se note que lo tienes aprendido o que lo estás leyendo, entrena para ser natural.
2. Crear una estructura de la exposición. La estructura aplica mayormente cuando vamos a dar una charla, una conferencia, una clase o similar, no es tan específico para reuniones habituales, aunque también podría personalizarse por supuesto.
Es clave que prepares un inicio, un desarrollo y un cierre en el argumento que vas a exponer. Separarlo en estas tres secciones te ayudará a tener un orden, a poder separar los puntos claves de cada tema, a evitar ir hacia adelante y hacia atrás, a hacer una presentación limpia y a tener sensación de control. Pero ¿Cómo se prepara cada punto?
Inicio. Primero vamos a contar con una visión general el tema que se va a tratar, pero de una manera atractiva. Para ello, vamos a comenzar con una anécdota, chiste, datos llamativos o un storytelling. ¡A la gente le gusta mucho los storytellings! Atrápales con una historia y métetelos en el bolsillo.
Desarrollo. Aquí pasaremos más tiempo ya que nos adentraremos en el meollo de la cuestión. Aquí hablaremos largo y tendido sobre el mensaje a dar al público. Para esta parte debemos entender que la atención de una persona se va perdiendo a los 10-15 minutos de estar oyendo, por ello, necesitamos tener apoyo con herramientas, tips y trucos para evitarlo en la medida de lo posible.
Podemos ayudarnos por ejemplo haciendo preguntas retóricas durante la presentación, de este modo el público tendrá que estar atento para interactuar. También podemos hacer uso del humor, esto hará que la percepción fluya mejor y también deseen escucharte, porque les has ganado. Podemos usar frases poderosas, de esas que nos resuenan por dentro, así podemos hacer pensar al público y mantendrán más la atención y la curiosidad. Igualmente también podemos hacer uso de anécdotas e historias que apoyen nuestro argumento, a todos nos gusta el chisme y quien diga lo contrario miente, así que si encima añadimos pequeños chismes de apoyo pues podremos tener al público en el bolsillo.
Cierre. Aquí vamos a poner las últimas ideas y más importantes de todo lo que hemos expuesto, las palabras con las que la audiencia realmente ha de quedarse, lo que nos interesa que hayan aprendido.
Para ello crearemos el famoso apartado de “Ideas clave” para dar fuerza al menor número de palabras y frases, pero que contengan en lo posible todo lo que hemos contado durante el desarrollo. Para finalizar, podemos apoyarnos creando un final épico, ya sea con alguna historia propia para el fin, o cambiando el tono de voz, quizás con el uso de frases poderosas o motivadoras para concluir. De esta manera ayudaremos a que el público se vaya con buen sabor de boca y con una sensación agradable.
La clave está en dejar huella y para ello debemos usar las emociones de los demás, si dejamos una emoción, hemos dejado una huella.
3. Usar la escucha activa a nuestro favor. A las personas introvertidas se nos da bien escuchar, por eso de que nos sentimos más cómodos escuchando que hablando, pero es que además en reuniones o cierto tipo de presentaciones lo podemos usar como apoyo ¿Por qué? Porque así nos podemos quitar cierto peso del hecho de ser el centro de atención, hacemos que no sea un monólogo sino una conversación, permitimos que la otra parte interactúe y por lo tanto, que también sea protagonista. Esto nos hará sentir que la presentación es más liviana y relajada. Además, ayudamos a la parte oyente a estar atenta.
Este tip también nos permitirá tomar tiempo para poder evaluar de algún modo a la audiencia cuando está interactuando con nosotros, nos permite saber cómo son y eso nos dará más control sobre nosotros mismos y nuestro lenguaje adaptado.
4. Controlar el lenguaje no verbal. Estudios demuestran que cuando hablamos, dice más de nosotros cómo nos movemos y entonamos o nuestra expresión facial, que las palabras en sí mismas. Estos estudios dicen que el lenguaje no verbal es nada más y nada menos que el 80% de nuestro mensaje.
¿Cómo te mueves? ¿Hablas deprisa o lento? ¿Cómo vocalizas? ¿Cómo es tu tono de voz? ¿Caminas mientras hablas? ¿Cómo mueves las manos? ¿Eres consciente de esta parte de ti cuando te comunicas? Conocer sobre el lenguaje no verbal nos da un poder increíble para comunicarnos. Las personas que conocen sobre lenguaje no verbal y lo han entrenado, simplemente hablan sin pensar ya tanto en cómo mueven las manos, porque ya pusieron en foco en ese entrenamiento en un tiempo pasado y ya simplemente lo hacen sin pensar. Una sola cosa a la vez, investiga, prueba, enfócate en cada nuevo movimiento, entrena y ganarás.
Puedes empezar con:
• Mantener una postura erguida.
• Hacer contacto visual con la audiencia.
• Utilizar gestos naturales y relajados para reforzar los puntos clave.
• Respirar profundamente antes de empezar a hablar para controlar el nerviosismo.
5. Utilizar el silencio como herramienta poderosa. Ay lo silencios, los silencios, ¡Qué nos preocupan los silencios incómodos! ¿Verdad? Sobre todo a las personas introvertidas. Es por ello que tenemos tendencia a evitarlos intentando hablar rápido para rellenar esos silencios antes de que se tornen incómodos. Sin embargo, si te digo que puedes usar esos silencios a tu favor ¿Qué pensarías? Fíjate en personas como el gran maestro del periodismo Jesús Quintero. Investiga, observa y estudia a este tipo de personas e imítalos. Podemos usar los silencios para crear un ambiente introspectivo durante unos segundos, para recapacitar, no solo tú sino también tu público. Puedes ayudarte con preguntas al aire que hagan pensar, las preguntas poderosas de las que hablamos antes, sin necesidad de esperar a que respondan, solo para recapacitar. Esto también nos otorga tiempo para controlar la respiración y para tener control sobre lo que pensamos antes de hablar en el siguiente segundo.
¡El silencio bien utilizado es poder!
A partir de aquí ya no hay mucho más que decir, solo práctica, práctica y práctica. Primero con grupos pequeños y de confianza si quieres y puedes, luego sentirás más seguridad cuando toque hacerlo con grupos más grandes en el trabajo o reuniones. ¡Llama a tus amigos! Diles que tienes algo muy interesante que exponerles.
Con todos estos puntos básicos y ya empezamos a tener control sobre lo que vamos a hacer ¿Lo sientes?
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Eva María Arrabal Martín.
Coach personal, especializada en habilidades para personas introvertidas y coach empresarial y formadora, especializada en habilidades para vender más y mejor. Autora del libro «Coaching, caminando hacia el Ikigai» y creadora de «Introverso», el podcast para las personas introvertidas, podcast finalista para los premios IN-Cansables 2024.
Escrito por Eva Maria Arrabal Martín
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