VINE POR AMOR…

Esta frase, que surgió de algún lugar dentro de mí, me ha acompañado, sin ser consciente de ello, todo mi camino de vida.

Hoy empiezo tan sólo a intuir lo que representa abrir esa puerta y me entrego a ello.

¿Miedos?, los que quieras y más.

¿Certeza?, aprendo a construirla mientras camino

¿Apegos?, aprendo a soltar, soltar y soltar, es una tarea sin fin

¿Ego?, bendita herramienta que me hace crecer, y lo pone difícil, lo reconozco, pero soy yo quien elijo, observo, y voy aprendiendo a dejarlo en su lugar. Me siento más acogido si me dejo guiar por mi alma.

Me encanta emprender, creo que lo hacemos desde que llegamos a este mundo y nos cuesta ser conscientes de ello, somos seres creadores, siempre estamos creando, una vida, una relación, una pareja, un matrimonio, un proyecto, una empresa, una casa, una comunidad, una sociedad, una discusión, un conflicto, un/a…la lista es interminable.

Siempre he buscado darle un sentido a todo lo que hacía, es decir, un para qué y, en mi caso, buscar ese propósito de mi alma que un día me impulsó a venir aquí. En ese viaje, hasta llegar aquí, ha habido aciertos y también errores, faltaría más, algunos de peso, lo único que los ves con el paso del tiempo, ya que considero que la vida te va llevando y al final empiezas a comprender, a ver.

El propósito es, quizás, una elección personal que llega a medida que transitas tu camino, posiblemente lo que hemos de empezar a cambiar es, por un lado, ser consciente de que todo aquello que realizamos en nuestra vida, es tan sólo un vehículo para nuestro crecimiento y no algo de lo que nos debamos apropiar como si sólo fuese nuestro, ese cambio de paradigma modificaría tantos sinsentidos.

Por otro lado, que nada de lo que podamos realizar no lo hacemos solos, sino acompañados, y que ello forma parte de un propósito mayor que va más allá de nuestra comprensión actual.

Hablar de un propósito del Alma, quizás es pretencioso, porque seguramente es mucho más simple de lo que podamos imaginarnos, quizás todo se resume en una sola palabra, AMOR. Y son tantas las facetas del significado que esa palabra abarca que, cada una de las almas que habitamos en este planeta, viene a compartir el pedacito que lleva dentro. Y encontrar ese pedacito, reconocerlo, aceptarlo es, quizás, el auténtico propósito o sentido de nuestra vida.

En ningún caso es estar en las nubes o apartado del mundanal ruido, sino hacerlo arraigado a la tierra que nos vio nacer, en otras palabras: bajar el cielo a la tierra. Hoy la balanza está muy inclinada en una sola dirección, ¿lo percibes?

Vivimos en un mundo físico, material, y quizás hemos construido solamente desde la racionalidad, olvidándonos de esa sabiduría intuitiva que nos conecta con la vida y de la que llevamos mucho tiempo desconectados. Quizás el momento que vivimos nos llama a encontrar ese equilibrio para conectarnos con ella y crear desde ese lugar.

Josep María Verdaguer López

Autor del libro “El Viaje de Tu Vida”. Mentor.

6 de abril 2025

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